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En Argentina, las víctimas del terrorismo, son desconocidas por las autoridades gubernamentales, quienes en su afán de no contar la historia como realmente ocurrió, tal vez para favorecer a determinados sectores implicados en ella o para continuar con un problema que los argentinos arrastramos desde hace más de 30 años y que en el resto del mundo es tema superado… las conjeturas son muchas, pero los hechos hablan por si mismos.
El día viernes 21 de diciembre del 2007, los diarios de la República Argentina, amanecieron con la siguiente noticia “Los delitos cometidos por los Montoneros no serán investigados. La Cámara Federal porteña resolvió que los asesinatos cometidos por la organización guerrillera Montoneros no son crímenes de lesa humanidad ni crímenes de guerra, por lo cual son prescriptibles…”. Refiriendose con esta noticia al proceso judicial iniciado hace algunos años por sobrevivientes de la Bomba en el Comedor de la Policía Federal, donde murieron asesinados por Montoneros 24 argentinos y resultaron con heridas 66 personas más.
Los jueces actuantes, conocian que la categoría de Lesa humanidad, no es aplicable a nada de lo realizado durante los años 70, tanto sean agentes del Estado como terroristas, sin embargo, como los delitos supuestamente realizados por agentes del Estado también están prescriptos, desde el 2004 en adelante hemos escuchado en forma persistente y continua, que los militares cometieron delitos de lesa humanidad, en una verdadera adaptación jurídica de lo afirmado en el Estatuto de Roma, el cual impide su aplicación retroactiva como expresamente lo dice en su articulado. Para comprender lo que implica Lesa Humanidad, recomendamos leer el artículo de la Dra. Villarruel “Lesa humanidad el delito que no es”. Leer artículo
Allí dice “Los delitos de lesa humanidad, fueron definidos recién en 1998 por el Estatuto de Roma e incorporados al derecho doméstico en el 2001 por la ley 25390, estos delitos se cometen contra población civil, tanto por los agentes del Estado (militares, policías o funcionarios) como por las organizaciones terroristas. Lesa humanidad es un delito que no se comete contra el oponente, allí en todo caso sobre los prisioneros de guerra, y en un contexto de guerra, pueden llegar a cometerse crímenes de guerra”.
Ante el doble estandar jurídico que presenta el Poder Judicial es que las víctimas del terrorismo a través de decenas de causas judiciales solicitamos gozar de los derechos humanos que en el resto del mundo se le otorgan a las víctimas integrantes de la población civil y no combatiente y que en nuestro país detentan gran parte de los victimarios que ocasionaron el daño del cual continuamos sufriendo.
¿Podemos afirmar que en Argentina existe Justicia? ¿Existe imparcialidad? ¿Existen DDHH?
2 DE JULIO DE 1976 - UNO DE LOS ATENTADOS MÁS VIOLENTOS DE LA DÉCADA DEL 70">UNO DE LOS ATENTADOS MÁS VIOLENTOS DE LA DÉCADA DEL 70El 2 de julio de 1976 Josefina Cepeda decidió romper la rutina para ir al centro. Antes de despedirse de su marido, que se quedaba atendiendo la gomería, se preocupó por dejarle la comida preparada para él y su hija.
Josefina estaba contenta, hacia tiempo que quería ir al centro, había aceptado una invitación de su amiga para almorzar en el comedor de Seguridad Federal.
Jamás imaginó que a las 13.20 hs. de ese día, iba a morir en uno de los más audaces atentados terroristas, que la guerrilla marxista realizó en América Latina.
Un ex agente de la Policía Federal, enrolado en las filas de la organización terrorista Montoneros, fue quien puso la bomba en el Comedor del edificio de la Superintendencia de Seguridad de la Policía Federal Argentina.
Próximo al Departamento Central de Policía, en Moreno 1417, el comedor del personal, en la planta baja de ese edificio, estaba colmado, cuando explotó el poderoso artefacto que destruyó la mayor parte de las instalaciones incluyendo dependencias próximas.
El criminal atentado fue llevado a cabo por el ex Agente de Comunicaciones José María Salgado. Éste, al irse de baja omitió devolver su identificación, que le franqueaba la posibilidad de almorzar en el lugar, de uso para todo el personal policial e invitados; pues el Departamento Central -a media cuadra de distancia- no contaba con un comedor como ése.
Salgado asistió regularmente llevando diferentes paquetes con la finalidad de pasar airoso frecuentes ensayos, hasta conseguir que ya no le pidieran identificarse ni revisar los bultos inocuos que portaba.Finalmente el 2 de julio de 1976 recibió de manos del cabecilla montonero Rodolfo Walsh (a) “Esteban”, una bomba de alto poder letal -una Claymore o “mina vietnamita” cargada con pequeños fragmentos de metal - y concurrió al “blanco” seleccionado, pasando por la guardia con un simple saludo como ya era costumbre.Terminado su almuerzo, dejó en una silla semioculta por el mantel la mortífera carga que 7 minutos después, habría de causar 24 muertos y 66 mutilados, ciegos, quemados y heridos graves entre policías, familiares e invitados. La Conducción Nacional de Montoneros bajo la Jefatura de Mario Firmenich, había autorizado a su Departamento de Informaciones e Inteligencia -conducido por Rodolfo Walsh, que respondía a la Secretaría Militar cuyo jefe era el capitán Marcelo Kurlat (El Monra), hacer un atentado contra la Superintendencia de Seguridad de la Policía Federal.
La estrategia ideada por el Aparato de Inteligencia y el Área Federal de Prensa comenzaron a trascender en el diario montonero Noticias, dirigido por Miguel (Cogote) Bonasso, elaboradas por Walsh, Verbitsky y Carlos Goldemberg. Para lo cual Inteligencia de Montoneros había decidido que en el mes de marzo de 1976 se incorporara a la Policía Federal, como “agente-colimba”, el “miliciano” Juan Carlos Salgado, quien por sus funciones tenía la posibilidad de almorzar en el comedor de la Superintendencia elegida. Walsh y Verbitsky habrían trabajado sobre el infiltrado impartiéndole las siguientes instrucciones:· Reunirse diariamente con sus superiores, en el caso ellos mismos, para facilitarles información sobre el funcionamiento de la Superintendencia y los nombres de los jefes principales.· Robar documentación, como planillas, en la que figuraran domicilios, teléfonos, mapas, planos del edificio, para determinar dónde y cómo ubicar el explosivo.· Determinar los horarios de entrada y de salida del personal, con sus respectivos vehículos y la forma de interferir las comunicaciones, para lo que tenían los medios adecuados.Siguiendo las instrucciones, Salgado les comunicó a aquéllos que al comedor no concurrían jefes policiales importantes; que quienes lo hacían eran, en su mayoría, personal civil y de baja graduación, preeminentemente personal femenino de la sección administrativa.No obstante ello, Walsh y Verbitsky le indican a Salgado que el explosivo que debería colocar sería una bomba del tipo vietnamita, comenzando éste a prepararse trabajando con expertos en explosivos.Aquéllos se inclinaron por ese tipo de bombas por la onda expansiva que producen y la gran cantidad de bolas de acero que contienen, por lo cual, si no matan, producen discapacidad permanente en las víctimas.En el reportaje al dirigente montonero Mendizábal, en la Revista Cambio 16 expresó que se había utilizado un artefacto con 9 kgs. de trotyl y 5 kgs. de bolas de acero, accionado por un dispositivo de relojería, introducido por un infiltrado en la policía, quien había entrado durante una semana con un paquete similar pero inofensivo, como prueba por los controles de seguridad.
LAS VÍCTIMAS
• Oficial Ay. Alejandro Castro
• Cabo Ernesto Agustín Suani
• Cabo Primero Carlos Shand
• Sargento Juan Paulik
• Sargento Rafael Modesto Muñoz
• Sargento Bernardo Roberto Tapia
• Supernumerario David Ezequiel Di Nuncio
• Oficial Inspector David Ron
• Suboficial Auxiliar José Hilario Carvasco
• Sargento María Esther Pérez Canto
• Sargento (R) Romualdo Rodríguez
• Sargento Bernardo Roberto Zapi
• Agente José Roberto Iacovello
• Agente Juan Carlos Blanco
• Agente Alicia Esther Lunati
• Agente Ernesto Alberto Martinzo
• Cabo Genaro Bartolomé Rodríguez
• Sargento Adolfo Chiarino
• Cabo Elba Hilda Gazpio
• Cabo Vicente Iore
• Sra. Josefina Cepeda
Como consecuencia de las heridas recibidas, fallecieron:
• Supernumerario Ramón Arias el 7 de julio de 1976.
• Sargento Marta Olga Pérez de Bravo el 9 de julio de 1976.
• Oficial Ayudante Héctor Castro el 11 de julio de 1976.
• 60 HERIDOS.
SOLO DEBEMOS MIRAR ESTAS FOTOS Y PENSAR...HASTA CUANDO ESTOS INFAMES ASESINOS TERRORISTAS ESTARÁN SIN SER LLEVADOS A LOS ESTRADOS JUDICIALES...¿ VOS TAMBIÉN LO HICISTE ?...ENTONCES, POR QUE CALLAS???...Miguel...
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