MOMENTO DE REFLEXIÓN***LOS “DERECHOS HUMANOS” NO SON SÓLO DE LOS DIARIOS - Cosme Beccar Varela
La tiranía ha iniciado otro de sus audaces golpes para asumir la totalidad del poder. Se propone apoderarse de la empresa “Papel Prensa” la mayoría de cuyas acciones pertenecen a los diarios “La Nación” y “Clarín”.
En una impresionante protesta de primera página ambos diarios, con idéntico texto, denuncian que “controlar el papel es controlar la información”
Lo que no dice la denuncia es que controlar el diario es controlar la información y ese control ya lo tienen los dueños de ambos matutinos hace rato. Y lo curioso es que, aunque no sea directamente el gobierno el que los controle, los dos sirven a los fines políticos del oficialismo.
Los redactores de los diarios, con la complacencia de sus directivos, son los que hacen y deshacen reputaciones, mienten, silencian, instalan “slogans”, avalan injusticias, y silencian lo que no coincide con su ideología o con su calaña. En ambas se asemejan a la tiranía.
La maniobra “Papel Prensa” parece ser, por lo tanto, superflua. No creo que sea necesario quedarse con “Papel Prensa” para que los diarios sean todavía más oficialistas de lo que ya son.
Tal vez alguien objete que Kirchner considera a “Clarín” y a “La Nación” como opositores y que las denuncias de algunos de los innumerables peculados cometidos desde el poder, molestan al gobierno. Se trataría de acabar con esas denuncias.
No lo creo. Cualquiera puede ver que esas denuncias no tienen ningún efecto. La opinión pública está siendo acostumbrada a considerar la corrupción como un fenómeno natural de la política y no reacciona en absoluto.. Mientras tanto los jueces, con Oyarbide a la cabeza, se ocupan de apagar todos los fuegos, excepto en el caso de algún “chivo emisario” como Jaime que bien puede salir airoso, a pesar de todo.
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“En los últimos días –sigue diciendo la denuncia-, esta intención de avasallar el derecho de la sociedad a la libre elección y expresión se reveló de manera muy clara con la cancelación de la licencia de un proveedor de Internet.”
Ese “derecho” de la ciudadanía, a los diarios les importa muy poco. Nunca lo han reivindicado efectivamente. Pretenden que se identifica con la “libertad de prensa” que los favorece sólo a ellos, es decir, a sus redactores, casi todos pertenecientes a una ideología de izquierda o de un centro colaboracionista con la izquierda, o con el peronismo (lacayo ladrón de la izquierda).
¿Acaso el “derecho de la sociedad a la libre elección y expresión” fue tenido en cuenta –por ejemplo- cuando durante siete años “La Nación” publicó una serie de entrevistas en su sección “Intelectuales” eligiendo sólo a los de izquierda y a los enemigos del catolicismo, con algún centrista políticamente inofensivo como relleno?
Para colmo, en su edición del 18/8/2010, al dar por terminada esa sección “La Nación” dedicó una página entera a exaltar a sus quinientos cincuenta entrevistados en siete años designándolos como “los intelectuales de siempre” (podría haber agregado: “y para sempre”). No hay ni un solo intelectual católico tradicionalista, ni siquiera un “derechista” del nacionalismo, ni un pensador independiente de los clichés que la izquierda acuña, mal denominados “politically correct”.
¿No sospecha “La Nación” que al actuar con esa unilateralidad férrea ha contrariado el “derecho de la sociedad a la libre elección y expresión” ? ¿Supone “La Nación” que el 99% de los argentinos está expresado por sus “intelectuales de siempre” que son un 99% de izquierda?
Es obvio que el diario sabe que no es así, pero su sectarismo ideológico le hace actuar de esa manera con total desprecio del “derecho de la sociedad a la libre elección y expresión”.
¿Sólo ahora que la tiranía ha decidido cancelar la licencia de Fibertel y amenazar su cuota de papel se acuerda de que ese derecho existe? Sin embargo, ni aún ahora reconoce que el diario mismo lo ha violado sistemáticamente en todo momento.
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Se indigna por que el matón Guillermo Moreno, Secretario de Comercio, pretende “arrogarse facultades judiciales y liderar una falsa investigación sobre la historia de la compañía (”Papel Prensa”) buscando convertirla en un caso de derechos humanos, algo que le fue ordenado desde lo alto del poder y que resulta inconcebible hasta en las especulaciones más maquiavélicas. Para eso viene distorsionando con alevosía hechos históricos, manipulando dolosamente personas y situaciones, reclutando aliados de sugestiva plasticidad y reescribiendo la historia, en lo que constituye una de las prácticas más deleznables del kirchnerismo”.
El matón Moreno no es el único que revista en las filas del poder. Los hay en el Ejecutivo, en el Judicial y en el Legislativo y todos ellos usan el que tienen, desde que Kirchner usurpó la presidencia, para destruir las Instituciones, en especial las FFAA y de Seguridad.
Los matones que actúan como jueces de los tribunales prevaricadores que fingen juzgar a los militares y policías acusados de haber violado los derechos humanos durante el combate contra la guerrilla en los años 70, son una de las más repulsivas formas de matonismo y se cometen todos los días sin que “La Nación” haya protestado ni una sola vez contra esa horrenda profanación de la Justicia.
Testigos parciales, que pertenecieron a grupos terroristas o que son notoriamente de izquierda y solidarios con aquellos, son admitidos como testigos en esas parodias de juicio y en base a esos testimonios, en audiencias calentadas por “linchadores” envenenados, se dictan sentencias feroces contra acusados ya juzgados y sobreseídos o indultados hace decenas de años, por delitos archi-prescriptos de cuya autoría no tienen otra prueba que la señalada, o sea, ninguna.
No sólo eso. “La Nación” jamás se refiere a esos militares sino como “genocidas” o “represores” y jamás ha defendido el elemental derecho que tienen casi todos ellos a no ser enjaulados en cárceles comunes sino en sus domicilios, si es que existiera algún fundamento para semejantes acusaciones.
¿No es esto una forma de ”manipular dolosamente personas y situaciones, reclutando aliados de sugestiva plasticidad y reescribiendo la historia, en lo que constituye una de las prácticas más deleznables del kirchnerismo”? ¿No es mucho peor perder la libertad y la vida (ya hay 107 muertos por homicidio entre esos secuestrados de la tiranía, cometidos por malos tratos y vejaciones) y sin embargo “La Nación” no ha dicho una palabra sobre esa enormidad que es mil veces peor que perder la propiedad de una empresa papelera, sin dejar de tachar esta confiscación como injusta?
¿Qué dicen “La Nación” y “Clarín” sobre su propia y “sugestiva plasticidad” al consentir esas monstruosidades?
Yo estoy dispuesto a defender el derecho de “La Nación” y “Clarin” contra la tiranía confiscatoria, en cambio, ninguno de los dos diarios está dispuesto a defender los derechos humanos de los secuestrados ni de los 40.000.000 de argentinos sometidos a una tiranía de inspiración marxista que avanza inexorablemente hasta la dominación total del país y la negación de todos los derechos.
Por el contrario, aunque en sus editoriales algunas veces ataquen una que otra arbitrariedad de las muchas que comete el gobierno, en sus notas “informativas” lo favorecen en aquello que más solidez política le puede dar: su pretendido éxito económico.
Véase, por ejemplo, la primera página de la edición del 17/8/2010 de “La Nación” con el siguiente gran título: “EL PAÍS VOLVERÍA EN UN MES A LOS MERCADOS INTERNACIONALES”.
“Volvería”, es un verbo hipotético que no quiere decir nada, pero crea la impresión en la mente del crédulo lector del diario, que el gobierno es confiable y que la economía está sana y prosperando. Falsas las dos cosas y el diario lo sabe. Sin embargo, le presta a la tiranía esa ayuda inestimable.
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“La empresa (“Papel Prensa”) nació en 1972 de la mano de Editorial Abril, de César Civita -sigue diciendo el texto- luego fue adquirida por el grupo Graiver y en 1976, cuando éste último atravesaba graves problemas financieros con la quiebra de dos de sus Bancos en el exterior, fue ofrecida por dos de sus dueños a Fapel, sociedad constituída por los diarios “La Nacion”, “Clarin” y “La Razón”…La compraventa se llevó a cabo el 2 de noviembre de 1976..”
“Qui s”excuse, s”accuse”, dicen los franceses. La excusa de “La Nación” y de “Clarin” no puede haber sido más torpe.
Lo que pasa es que cuentan con la poca memoria de los argentinos y con la ignorancia de los más jóvenes. Ocurre que Graiver era el “banquero” de los montoneros que el 19 de Septiembre de 1974 habían secuestrado a los hermanos Born, dueños de Bunge y Born, y habían cobrado un rescate de u$s60.000.000 (equivalentes a unos u$s150.000.000 de hoy), el mayor de toda la historia de los secuestros.
Esa plata la debía “colocar” Graiver. “Papel Prensa” fue iniciada por Civita en 1972 . Supongamos que Civita hubiera sido amenazado por los montoneros para vender a Graiver la empresa y que éste la hubiera comprado con parte de aquel enorme rescate. Supongamos todavía que cuando los militares tomaron el poder (en un operativo que siempre consideré ilegítimo, artificial y tortuoso) es posible que uno de sus objetivos fuera asegurarse el apoyo de la prensa. ¿Qué mejor medio que darles “Papel Prensa” que, de todas maneras, no era de Graiver sino de los montoneros autores del secuestro extorsivo?
No digo que eso ocurrió, digo que la excusa imprudente de “La Nación”, al remover viejas cosas, levantó la duda en mi cabeza. La defensa ha sido muy poco hábil y tan poco hábil que, dados los antecedentes “colaboracionistas” de esos diarios con la tirania es hasta probable que le hayan servido a ésta el argumento en bandeja para dejarle abiertamente la llave de la prensa.
Uno de los métodos de los soviéticos para eliminar camaradas ya inservibles o molestos era obligarlos (mediante extorsiones u otras amenazas) a confesarse culpables de delitos que no habían cometido o que habían cometido con la complicidad de sus acusadores. Así se simplificaban enormemente las condenas.
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El artículo termina diciendo: “Es de esperar que la manipulación de los derechos humanos, la mentira lisa y llana y la persecución de raigambre autoritaria encuentren rápidamente un freno decidido en las instituciones de la democracia”.
Una de esas instituciones es la prensa y, ¿qué freno ha encontrado esa ” persecución de raigambre autoritaria” en “La Nación” y en “Clarin”?. Ninguno. Ellos, como dije más arriba, han sido colaboradores incondicionales de la más repugnante persecución contra ancianos militares y de la destrucción de las FFAA, contribuyendo con miles de palabras impresas a crear la leyenda del horror militar en ancas del cual cabalga la más audaz intentona del marxismo internacional para apoderarse de nuestra Patria.
Dios quiera que esos diarios se salven de este ataque contra “Papel Prensa”, siempre que sea para cambiar de rumbo y cesar en su solapada colaboración con la tiranía y en la apertura de sus paginas al pensamiento verdaderamente patriótico y afín a las tradiciones de la Patria, cristianas y respetuosas del Derecho, teniendo en mira la derrota de los tiranos.
Los “derechos humanos” no son sólo de los diarios sino de todos los argentinos, especialmente de aquellos a quienes hoy les son perversamente negados sin que a los diarios parezca importarles un bledo.
Cosme Beccar Varela
LOS DIARIOS CALLAN COMO CUALQUIER OTRO COBARDE, Y AHORA QUE FUERON POR ELLOS, PIDEN AUXILIO...HIPÓCRITAS...Miguel..
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