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El hombre que no se contenta con poco, no se contenta con nada.

Epicuro de Samos(frases)(pensamientos sobre la codicia)

La vida sin amor no vale nada;
la justicia sin amor te hace duro,
la inteligencia sin amor te hace cruel,
la amabilidad sin amor te hace hipócrita,
la fe sin amor te hace fanático.


autor: Madre Teresa de Calcuta

“El peor de los crímenes del ciudadano, la indiferencia”. Solón (c. 638 a.C.–558 a. C.), poeta, reformador y legislador ateniense, uno de los siete sabios de Grecia.
"No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos". -Martin Luther King-(1929-1968). ...
"No esperemos recompensa de nuestra fatiga y desvelos,y sí solo enemigos. Cuando no existamos, nos harán justicia". (José de San Martín).

miércoles, 27 de abril de 2011

"¡¡¡ SI, JURO !!! "...El juez que juró como " juez penal " en 1976 sin ningún reparo....ZAFFARONI...

Zaffaroni elogió a Garré y tildó a la Policía de "corrupta" y "golpista"
 
Cuando alguien acusa otro de corrupción y/o golpista debe hacerlo con pruebas ante la Justicia. Tan graves cargos deben ser acompañados de elementos probatorios a los fines de castigar a los culpables.
 
Por Darío
 
 
Es sabido que a veces se generaliza cuando se trata de organizaciones o instituciones, que el común de la gente en su afán de tratar de lograr que éstas cumplan con sus objetivos de manera clara de acuerdo a las leyes cae en el error de culpar a todos metiendo en una misma bolsa a buenos y malos.
 
También desconocen que la Justicia necesita más que palabras o suposiciones para poder detener y castigar a los culpables.
 
Hace poco escuchamos de boca del Ministro Aníbal Fernández que la guerra contra las drogas estaba perdida, que lo único que podía hacerse era tratar de perder por un margen menor.
 
Este reconocimiento debería haber provocado su renuncia inmediata, ya que uno puede suponer impericia o complicidad, pero no hay pruebas sobre lo segundo y sí sobre lo primero.
 
Ahora un Juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación el Dr. Eugenio Zaffaroni dice que la Policía es corrupta y golpista. Viniendo de tan alto funcionario judicial esta denuncia es de esperar que el mismo presente de inmediato las pruebas necesarias que de seguro debe tener en su poder, es más, viniendo de un Juez con seguridad que ya las debe haber puesto a disposición de algún par suyo, ya que todos los ciudadanos tenemos la “obligación de denunciar cualquier caso delictivo del que tomemos conocimiento”.
 
Cualquiera de los honorables abogados que leen esto podrán con seguridad informar con mejores expresiones lo expuesto incluyendo los artículos de ley que los contengan.
 
Más allá de la afinidad ideológica del Dr. Zaffaroni con este gobierno kirchnerista que se estima no debe influir en sus fallos, algunos de ellos han generado encendidas polémicas, quizás el más recordado y criticado fue sobre una menor violada. *** (Ver fallo al pie)
 
De cualquier manera no debe sorprender si el magistrado no ha hecho la denuncia sobre los actos de corrupción y golpismo de la Policía, no se puede olvidar que a partir de la era kirchnerista el estado de derecho ha dejado de existir para los argentinos que piensan distinto.
 
En las elecciones próximas está la oportunidad de volver a vivir de acuerdo a la Constitución Nacional.
 
De nosotros depende.
 
 
***ABUSO DESHONESTO. “Fellatio in ore". Menor de 8 años. PENA. Graduación.
1) La "fellatio in ore" no puede constituir en nuestro Cód. Penal, el denominado "acceso carnal", debiendo encuadrarse el hecho en la figura de abuso deshonesto.
2) Teniéndose en cuenta que el único hecho imputado al procesado se consumó a oscuras, lo que reduce aún más el contenido traumático de la desfavorable vivencia para la menor, que no registra antecedentes, que confesó plenamente el hecho y que demuestra arrepentimiento, parece ajustado a derecho la pena de 3 años de prisión, de efectivo cumplimiento.
C.N.Crim. Sala VI (Def.) - Elbert, Donna, Zaffaroni - (Sent. "S", sec. 23).
c. 17.415, TIRABOSCHI, J.
Rta: 26/4/89.
 
NOTA: Se trataba de un sujeto que con excusas de mostrarle juguetes a una menor de 8 años de edad, la llevó a las cocheras del edificio, donde trabajaba como portero, la introdujo en el baño, sentándola sobre el inodoro al tiempo que le ponía el pene en la boca, diciéndole que adivinara qué dedo era.
Disidencia parcial del Dr. Donna respecto a la pena, quien votó para que se le imponga la pena de 4 años de prisión.
 
Así es fácil acusar, tapados con la sabana de la democracia que hombres valientes de todas las fuerzas supieron conseguir. Al juez zaffaroni no lo escuche renunciar ni criticar a las fuerzas armadas al momento de asumir como juez penal en 1976...Comentado y publicado por Miguel...

el juez zaffaroni

ZAFFARONI Y GARZÓN UN SOLO CORAZÓN
Leo en el Diario El País, de España del 14/02/2010: El Juez Zaffaroni de Argentina es propuesto por el juez Garzón (a punto de ser suspendido por prevaricar) como testigo en su favor. Sobre cómo se ve en Argentina el proceso contra Garzón, Zaffaroni responde: “Se tiene una impresión bastante negativa. Garzón ha luchado para que no queden impunes crímenes ocurridos durante la dictadura militar en Argentina…”. Zaffaroni explica los argumentos que siguió la Corte Supremo para invalidar las leyes de amnistía para los militares.
La memoria: Corren los años noventaytantos. Estoy parando en un hotel cerca de Tribunales en uno de mis viajes a Argentina (vivo en España a tiempo compartido con Argentina). Veo en la plaza Lavalle un amontonamiento de personas. Casi todos de traje y corbata. Me acerco. Se trata de un homenaje a los abogados desaparecidos por la dictadura de 1976  con la inauguración de un monolito que recuerda a los colegas caídos. Habla un abogado y otro y otro. La CONADEP diría en 1984: “Fueron secuestrados, y desaparecieron, no menos de 109 abogados. El 90 % de estas desapariciones se consumaron entre los meses de marzo y diciembre del año 1976”.
 En medio de algún saludo  con abogados conocidos oigo que uno de los oradores recuerda al primer hábeas corpus que se había interpuesto por los abogados desaparecidos. Era por Roberto Sinigaglia. Detenido desaparecido desde su estudio de la calle Lavalle. La mención aviva los recuerdos en esa mañana extraña. Me acuerdo de Sinigaglia. Borrosamente. Lo veo en su despacho. Joven y elegante, de mirada franca y directa, con un mechón rebelde de pelo lacio que le cae por la frente. Hablamos de los centros de abogados peronistas. Ellos en Capital. Nosotros en Provincia de Buenos Aires. Y me acuerdo también de su socio, mi amigo, el Dr. Conrado Origosa Antón, a quien por entonces yo visitaba en ese estudio de la calle Lavalle. Y es a Ortigosa a quien el orador está ahora nombrando en esta mañana extraña “como homenaje al primer hábeas corpus interpuesto contra la justicia de la dictadura”. Se precipitan aún más los recuerdos. Inolvidable y valeroso gallego. Había estudiado abogacía de grande (de joven no había tenido tiempo, demasiado ocupado en escapar de las vicisitudes de la guerra civil española en su país natal). Recuerdo que una vez, saliendo de ese estudio de la calle Lavalle, paseamos por los libreros de la plaza Lavalle. Todos lo conocían. ES que Ortigosa era obrero gráfico cuando estudiaba y los libreros le prestaban los libros que, seguramente, no podía comprar. Luego fue abogado de ese mismo sindicato gráfico. En tiempos de Ongaro. Inolvidable y valiente gallego Ortigosa.
Más de veinte años después compruebo con indecible tristeza que los jueces que rechazaban esos hábeas córpus, jueces como el que me voy a referir ahora, pasan por ser abanderados de los derechos humanos. En el país de la corta memoria que forjamos, en este país jardín de infantes (que algún día madurará, espero). Y que, contrariamente, a valientes abogados como Ortigosa ni el bálsamo del recuerdo se les otorga.
¿Cómo era el mecanismo durante la dictadura? Usted presentaba el hábeas al juez, éste –casi mecánicamente, si hasta parecía que tenían la respuesta  en una plancha “estándar”- oficiaba al Ministerio de Interior, a la Policía Federal, a Migraciones, y a  dos o tres reparticiones oficiales. La respuesta de los organismos de seguridad –también en una plancha “estándar”- era que allí no estaba detenida la persona por quien se recurría. Y ahí, sin más, rechazaban (siempre con la bendita plancha) el molesto recurso y al molesto abogado que se atrevía a sospechar de la lucha que las fuerzas armadas y sus cómplices civiles estaban llevando por “defender nuestro estilo de vida occidental y cristiano”.
Por la misma época en que el gallego Ortigosa (y otros valientes abogados como Julio Biaggio (del PC), Zelaya Mas (peronista, también luego desaparecido), Fernando Torres (inolvidable abogado de la UOM y CGT), Medrano Pizarro, Silva, hoy en España etc. etc.) incordiaba al régimen con ese (y otros) hábeas corpus por su socio y compañero desaparecido ilegalmente, el dictador Jorge Rafael Videla designaba juez de sentencia (letra V) mediante el Dec. 290/76 al  hoy icono de la defensa de los derechos humanos, Dr. Eugenio Zaffaroni. Y éste aceptaba el cargo jurando “defender y observar y hacer observar fielmente” los siguientes  engendros:
1) Estatuto para el proceso de Reorganización Nacional (conocido oficialmente el 29-03-76);
2) Acta para el proceso de Reorganización Nacional (conocida oficialmente el 29-03-76);
3) Acta fijando el propósito y los objetivos Básicos del Proceso de Reorganización Nacional (conocido oficialmente el 31 -03-76).
Y, en tercer o cuarto lugar, juraba también defender la Constitución Nacional EN CUANTO NO SE OPUSIERA A LAS ACTAS Y AL ESTATUTO videliano (Ley 21279/76).
Paso por alto que el hoy defensor de los derechos humanos Zaffaroni escribiera durante la dictadura un libro sobre derecho penal militar,  en el cual  hablaba de “derecho penal militar de excepción”, “circunstancias especiales”, “necesidad terribilísima”, “legislación por bandos”, “excepcional necesidad de dar muerte al delincuente”. Y paso por alto también que los dos auditores militares que supervisaran el libro antes de su publicación fueran: Laureano Álvarez Estrada –el primer Subsecretario de Justicia de Videla-y Ramón León Francisco Morel.
Y paso por alto aquello que dijo que “si todo el mundo tuviera una plantita de marihuana en el balcón no habría (o “habría menos”, cito de memoria) narcotráfico”.
O que haya paseado con una caravana de reivindicación gay, o que tenga una cuenta en el exterior que no había denunciado en la Afip.
Porque todo esto (aún el juramento por las Actas y el Estatuto) es poco comparado con lo que ningún abogado, por más perversa que hubiera sido la situación vivida durante la dictadura,  podrá justificar jamás sin violar un código ético de la profesión: no hacer todo lo  que esté a su alcance para defender la vida o la libertad del ciudadano. Tengo a la vista el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (Fallos T.300 Pag. 457, 1978) que revoca la sentencia que originalmente había dictado el juez Zaffaroni en la cual rechazaba el recurso de hábeas corpus interpuesto por el padre de una joven secuestrada por fuerzas de seguridad del Estado.  La joven Inés Ollero había sido detenida junto con todo el pasaje de un ómnibus público en que viajaba por fuerzas de seguridad y conducidos todos a la comisaría del lugar. De todos los pasajeros la única que queda detenida (luego desaparecida) es esta joven. Zaffaroni, como quedó dicho más adelante, rechazó el hábeas corpus y ¡hete  aquí! que la Suprema Corte de Justicia nombrada por Videla REVOCA  el fallo con graves cargos contra el juez que intervino ya que el juez (Zaffaroni) dice la Corte “debió extremar la investigación adoptando las medidas necesarias que exigían tales constancias, para esclarecer lo relativo al estado y situación personal de la nombrada y la verdad de lo ocurrido, ya que de la misma surgía ‘prima facie’, que aquella estuvo privada de su libertad por obra de funcionarios públicos”. Y en los considerandos de la sentencia dice la Corte  que la  inacción o falta de investigación (del hoy “defensor de los derechos humanos”) llevaba a  que “la suerte  de la Sta. Ollero quedaba en total incertidumbre”. La única posibilidad de saber sobre la suerte de la joven era que el juez Zaffaroni investigara un poco, no mucho más, qué había pasado con esa joven desde que la llevaron a la comisaría 49 hasta lo que hayan hecho con ella. Seguramente su muerte.
Zaffaroni se ha defendido de esta (dicen los que quieren defenderle que luego ¡¿ayudó?¡ al padre de la joven desaparecida) y otras acusaciones (“yo no sabía de la represión, soy un juez de carrera, etc.) Pero yo creo que en realidad le resbala todo. Y quizá tenga razón. Es uno de los triunfadores de este modelo de país. Es un exitoso para “esta vidriera irrespetuosa de los cambalaches” en que se ha transformado nuestra patria.
Mientras los que debieran pedir disculpas sigan pontificando sobre derechos humanos (que es lo que realmente indigna), el recuerdo del Dr. Conrado Ortigosa Antón, el abogado que interpuso el primer hábeas corpus por un abogado desaparecido, seguirá esperando a que se  imponga en nuestro saqueado país “la trama de los justos”. Para poner las cosas en su lugar.
Norberto Zingoni
Conociendo al Juez Zaffaroni...Será verdad que juró como juez penal en 1976 durante el proceso de reconstrucción nacional ???...Comencemos a conocer a quién dice defender los derechos humanos hoy...Comentado y publicado por Miguel...

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