CARTA A LOS ROMANOS del Apostol San Pablo-Capitulo V...Justificados, pues por la fe, tenemos paz con Dios, por medio de Nuestro Señor Jesucristo, por quien, en virtud de la fe, hemos obtenido asimismo el acceso a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no solamente esto, sino que nos gloriamos también en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación obra paciencia; la paciencia, prueba; la prueba, esperanza; y la esperanza no engaña, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones mediante el Espíritu Santo que nos ha sido dado. Porque cuando todavía éramos débiles, Cristo, al tiempo debido, murió por los impíos. A la verdad, apenas hay quien entregue su vida por un justo; alguno tal vez se animaría a morir por un bueno. Mas Dios da la evidencia del amor con que nos ama, por cuanto, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Mucho más, pues, siendo ahora justificados por su sangre, seremos por Él salvados de la ira. Pues, si como enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más después de reconciliados seremos salvados por su vida. Y no sólo esto, sino que aun nos gloriamos en Dios, por Nuestro Señor Jesucristo, por quien ahora hemos logrado la reconciliación.
Por tanto, como por un sólo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, también así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron; porque ya antes de la Ley había pecado en el mundo, mas el pecado no se imputa si no hay Ley. Sin embargo, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura de Aquel que había de venir.
Mas no fue el don como el delito, pues si por el delito del uno, los muchos murieron, mucho más copiosamente se derramó sobre los muchos la gracia de Dios y el don por la gracia de un solo hombre, Jesucristo. Y con el don no sucedió como con aquel uno que pecó, puesto que de uno solo vino el juicio para condenación, mas el don para justificación vino por muchos delitos. Pues si por delito de uno solo la muerte reinó por culpa del uno, mucho más los que reciben la sobreabundancia de la gracia y del don de la justicia, reinarán en vida por el uno: Jesucristo. De esta manera, como por un solo delito vino juicio sobre todos los hombres para condenación, así también por una sola obra de justicia viene la gracia a todos los hombres para justificación de vida. Porque como por la desobediencia de un solo hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo los muchos serán constituidos justos.. Se subintrodujo, empero, la Ley, de modo que abundase el delito; mas donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia; para que, como reinó el pecado por la muerte, así también reinase la gracia, por la justicia, para eterna vida, por medio de Jesucristo Nuestro Señor. Por Acción Cultura y Tradición...
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