Discurso de Hitler sobre críticos e intelectuales
- Cuando me fijo en los estratos intelectuales que existen entre nosotros veo que, desgraciadamente, los necesitamos; porque de otra forma, un día cualquiera, no lo se, podrían ser exterminados o algo semejante. Por lo tanto, cuando me fijo en estas capas intelectuales y me imagino su postura y la examino, por lo que respecta a mi mismo, en relación con nuestro trabajo, entonces casi tengo miedo. Porque, casi desde que actúo en la política, y especialmente desde que gobierno al Reich, solo he registrado triunfos. Y, a pesar de ello, esa masa nada alrededor de forma a veces horrorosa, asquerosa. ¿Qué sucedería si tuviéramos un solo fracaso? También esto podría suceder, señores. ¿Cómo se comportaría entonces este pueblo de gallinas?... Fue mi mayor orgullo, antiguamente, el haberme creado un Partido que siempre estuvo detrás de mi en tiempos de derrotas y siempre de forma fanática. Esto constituía mi mayor orgullo y... para ello debemos educar a todo nuestro pueblo. Debe ser educado en un credo absoluto, intransigente y lógicamente esperanzador: al final conseguiremos todo lo que sea necesario. Todo ello solo puede conseguirse, sólo puede ser convertido en realidad, mediante apelaciones constantes a la fuerza de la nación, haciendo resaltar los valores positivos de un pueblo y dejando completamente de lado los factores denominados negativos.
Mas para ello es también necesario que la prensa profese ciegamente la creencia en el fundamento básico de que la jefatura siempre actúa correctamente... Solo de esta forma conseguiremos, así me agradaría decirlo, librar a todo el pueblo de una duda que sólo contribuye a su infelicidad. La amplia masa solo conoce un deseo: ser bien dirigida y poder confiar en su jefatura, que la jefatura no se pelee entre si, sino que aparezca unida ante el pueblo. Créanme, lo se exactamente, en el pueblo alemán nada se recibe con mayor alegría que mi presencia en la calle, como el 9 de noviembre, cuando a mi lado se hallan todos mis colaboradores, y el pueblo dice: Éste es fulano, ése es mengano y aquel es zutano. Y el pueblo se siente entonces amparado bajo la idea: éstos se mantienen unidos, estos siguen todos a su Führer y el Führer se mantiene fiel a estos hombres, éstos son nuestros ídolos. Es posible que más de uno de nuestros intelectuales no lo comprenda. Pero esas sencillas personas allí fuera... ¡éstas lo quieren de esta forma! Esto ya fue así, antiguamente, en la historia alemana. El pueblo siempre es felíz cuando algunos se mantienen en la cúspide tan unidos, ello facilita también al pueblo que se mantenga unido allí abajo.
Citado en Joachim Fest
No hay comentarios:
Publicar un comentario