ERP: Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos
Montando granadas en Tucumán. A diferencia de Montoneros, el ERP sólo consiguió fabricar explosivos muy rudimentarios.
Jorge Fernández Zicavo
10 de agosto de 1974. Córdoba, Argentina.
Gobierno constitucional presidido por María Estela Martínez de Perón.
El Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), brazo armado del marxista-leninista Partido Revolucionario de los Trabajadores, llevó a cabo dos ataques simultáneos contra el Ejército argentino. Los objetivos fueron la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos situada en Villa María (Córdoba); y el Regimiento de Infantería Aero-transportada Nº 17 de Catamarca que relatamos en otro artículo.
El operativo de Córdoba comenzó por la tarde, cuando unas parejas de terroristas se alojaron en el Motel Pasatiempo situado a un kilómetro de la Fábrica Militar. A medianoche coparon el local estableciéndose allí el puesto de mando, y a continuación llegaron otros 15 subversivos vistiendo uniformes del Ejército y armados con fusiles de asalto FAL. Este grupo permaneció en el motel durante toda la operación como fuerza de seguri-dad y reserva.
A la una de la madrugada otros 60 terroristas apoyados por 15 más que establecieron un anillo exterior, penetra-ron en el perímetro de la Fábrica Militar con la complici-dad del soldado conscripto Mario Eugenio Pettiggiani que cortó la alambrada y procedió luego a reducir dos centinelas. A uno de ellos que se resistió (Juan Carlos Fernández) le disparó dos veces a la cabeza y una tercera al tórax.
Tras cargar un camión con gran cantidad de armas se dirigieron al casino de oficiales, pero la guardia central abrió fuego contra ellos obligándoles a replegarse. Gracias a la confusión causada por la oscuridad y los mismos uniformes, los atacantes pudieron capturar al mayor Julio Argentino Del Valle Larrabure y al capitán Roberto A. García, a quien también se lo llevaron pese a que le habían disparado una ráfaga por la espalda cuando intentó escapar.
También intentaron capturar al director de la Fábrica, teniente coronel Jorge Osvaldo Guardone, pero éste se resistió disparando con un FAL por la ventana de la vivienda mientras su esposa defendía con una pistola la puerta trasera.
Finalmente los atacantes se retiraron llevándose el cadáver de un compañero y varios heridos.
Los militares tuvieron cuatro heridos: tres soldados -incluido Juan Carlos Fernández- y el suboficial mayor Ramón Albornóz.
Tras abandonar la Fábrica los terroristas se dirigieron al motel para recoger a sus compañeros que ya estaban rodeados por la policía. Se entabló un combate resultan-do muerto el cabo Marcelino Cuello y heridos dos oficiales y tres agentes.
En esta operación intervinieron 90 terroristas en los grupos de combate, más otros treinta en tareas de apoyo logístico. Era la compañía "Decididos de Córdoba" al mando del capitán Juan Eliseo Ledesma. Se llevaron 100 fusiles FAL, 2 FAP, 14 ametralladoras MAG y Madsen, 60 subfusiles PAM, morteros, explosivos, municiones y uniformes; pero semanas después todo este arsenal fue localizado por la Inteligencia militar en Tucumán; por lo cual, la operacion fracasó como la simultánea de Catamarca. Ambos ataques fueron el 4º y 5º del ERP a unidades del Ejército.
Horas después el capitán Roberto A. García fue abandona-do en estado agonizante. A pesar de estar gravemente herido le habían fracturado las piernas con una barra de hierro. Increíblemente, lograron salvarle la vida en el Hospital Aeronáutico, aunque quedó parapléjico.
La suerte del mayor Del Valle Larrabure (ingeniero químico), sería aún más trágica y dantesca. Después de tenerlo encerrado en un sótano de 2 x 1 metros durante 372 días y someterlo a diversas torturas detalladas en la autopsia (fracturas por martillazos, quemaduras y picana eléctrica en los genitales), le estrangularon con un alambre. Según unas notas que logró escribir y esconder en aquella tumba, pretendían que aceptara quedar en libertad "vigilada" a cambio de enseñarles a fabricar explosivos. Al mayor Del Valle Larrabure lo torturaron y asesinaron tal como antes hicieron con el teniente coronel Ibarzabal capturado en la Guarnición de Azul. Estos son al menos dos ejemplos fechaciente-mente probados, de que los jóvenes idealistas, guerrilleros románticos o militantes populares practicaban la "guerra sucia" secuestrando, torturando salvajemente y ejecutando a sus enemigos.
Fragmentos de su última nota:
“A Dios, que con tu sabiduría omnipotente has determi-nado este derrotero de calvario, a ti invoco permanente-mente para que me des fuerza. A mi muy amada esposa, para que sobrepongas tu abatido espíritu por la fe en Dios. A mis hijos, para que sepan perdonar. Al Ejército argentino, para que fiel a su tradición mantenga enhiesto y orgulloso los colores patrios. Al pueblo argentino, dirigentes y dirigidos, para que la sangre inútilmente derramada los conmueva a la reflexión, para dilucidar y determinar con claridad que somos hombres capaces de modelar nuestro destino, sin amparo de ideas y formas de vida foráneos, totalmente ajenos a la formación del hombre argentino […] Mi palabra es breve […] se trata de perdón y que mi invocación alcance con su perdón a quienes están sumidos en las sombras de ideas exóticas, foráneas, que alientan la destrucción para construir un 'mundo feliz' sobre las ruinas”.
10 de agosto de 1974. Córdoba, Argentina.
Gobierno constitucional presidido por María Estela Martínez de Perón.
El Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), brazo armado del marxista-leninista Partido Revolucionario de los Trabajadores, llevó a cabo dos ataques simultáneos contra el Ejército argentino. Los objetivos fueron la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos situada en Villa María (Córdoba); y el Regimiento de Infantería Aero-transportada Nº 17 de Catamarca que relatamos en otro artículo.
El operativo de Córdoba comenzó por la tarde, cuando unas parejas de terroristas se alojaron en el Motel Pasatiempo situado a un kilómetro de la Fábrica Militar. A medianoche coparon el local estableciéndose allí el puesto de mando, y a continuación llegaron otros 15 subversivos vistiendo uniformes del Ejército y armados con fusiles de asalto FAL. Este grupo permaneció en el motel durante toda la operación como fuerza de seguri-dad y reserva.
A la una de la madrugada otros 60 terroristas apoyados por 15 más que establecieron un anillo exterior, penetra-ron en el perímetro de la Fábrica Militar con la complici-dad del soldado conscripto Mario Eugenio Pettiggiani que cortó la alambrada y procedió luego a reducir dos centinelas. A uno de ellos que se resistió (Juan Carlos Fernández) le disparó dos veces a la cabeza y una tercera al tórax.
Tras cargar un camión con gran cantidad de armas se dirigieron al casino de oficiales, pero la guardia central abrió fuego contra ellos obligándoles a replegarse. Gracias a la confusión causada por la oscuridad y los mismos uniformes, los atacantes pudieron capturar al mayor Julio Argentino Del Valle Larrabure y al capitán Roberto A. García, a quien también se lo llevaron pese a que le habían disparado una ráfaga por la espalda cuando intentó escapar.
También intentaron capturar al director de la Fábrica, teniente coronel Jorge Osvaldo Guardone, pero éste se resistió disparando con un FAL por la ventana de la vivienda mientras su esposa defendía con una pistola la puerta trasera.
Finalmente los atacantes se retiraron llevándose el cadáver de un compañero y varios heridos.
Los militares tuvieron cuatro heridos: tres soldados -incluido Juan Carlos Fernández- y el suboficial mayor Ramón Albornóz.
Tras abandonar la Fábrica los terroristas se dirigieron al motel para recoger a sus compañeros que ya estaban rodeados por la policía. Se entabló un combate resultan-do muerto el cabo Marcelino Cuello y heridos dos oficiales y tres agentes.
En esta operación intervinieron 90 terroristas en los grupos de combate, más otros treinta en tareas de apoyo logístico. Era la compañía "Decididos de Córdoba" al mando del capitán Juan Eliseo Ledesma. Se llevaron 100 fusiles FAL, 2 FAP, 14 ametralladoras MAG y Madsen, 60 subfusiles PAM, morteros, explosivos, municiones y uniformes; pero semanas después todo este arsenal fue localizado por la Inteligencia militar en Tucumán; por lo cual, la operacion fracasó como la simultánea de Catamarca. Ambos ataques fueron el 4º y 5º del ERP a unidades del Ejército.
Horas después el capitán Roberto A. García fue abandona-do en estado agonizante. A pesar de estar gravemente herido le habían fracturado las piernas con una barra de hierro. Increíblemente, lograron salvarle la vida en el Hospital Aeronáutico, aunque quedó parapléjico.
La suerte del mayor Del Valle Larrabure (ingeniero químico), sería aún más trágica y dantesca. Después de tenerlo encerrado en un sótano de 2 x 1 metros durante 372 días y someterlo a diversas torturas detalladas en la autopsia (fracturas por martillazos, quemaduras y picana eléctrica en los genitales), le estrangularon con un alambre. Según unas notas que logró escribir y esconder en aquella tumba, pretendían que aceptara quedar en libertad "vigilada" a cambio de enseñarles a fabricar explosivos. Al mayor Del Valle Larrabure lo torturaron y asesinaron tal como antes hicieron con el teniente coronel Ibarzabal capturado en la Guarnición de Azul. Estos son al menos dos ejemplos fechaciente-mente probados, de que los jóvenes idealistas, guerrilleros románticos o militantes populares practicaban la "guerra sucia" secuestrando, torturando salvajemente y ejecutando a sus enemigos.
Fragmentos de su última nota:
“A Dios, que con tu sabiduría omnipotente has determi-nado este derrotero de calvario, a ti invoco permanente-mente para que me des fuerza. A mi muy amada esposa, para que sobrepongas tu abatido espíritu por la fe en Dios. A mis hijos, para que sepan perdonar. Al Ejército argentino, para que fiel a su tradición mantenga enhiesto y orgulloso los colores patrios. Al pueblo argentino, dirigentes y dirigidos, para que la sangre inútilmente derramada los conmueva a la reflexión, para dilucidar y determinar con claridad que somos hombres capaces de modelar nuestro destino, sin amparo de ideas y formas de vida foráneos, totalmente ajenos a la formación del hombre argentino […] Mi palabra es breve […] se trata de perdón y que mi invocación alcance con su perdón a quienes están sumidos en las sombras de ideas exóticas, foráneas, que alientan la destrucción para construir un 'mundo feliz' sobre las ruinas”.
En la Argentina democrática estas alimañas son homena-jeadas por los gobiernos, sus familiares han sido indemni-zados con 250.000 Dólares, los militares y policías que les aniquilaron cumpliendo el Decreto de un gobierno constitucional están encarcelados por "represores y terroristas de Estado"; y las asociaciones de Derechos Humanos, y la madre Bonafini que incita a reiniciar la lucha armada, gestionan un Parque de la Memoria y un Museo de la Memoria patrocinados por el matrimonio Kirchner. Una apología del terrorismo financiada -en medio de sonados escándalos de corrupción- por el mismo Estado argentino contra el que las izquierdas se alzaron en armas.
En cuanto al terrorista Mario Eugenio Pettigiani que en 1978 fue capturado y ejecutado, su nombre figura en el muro del Parque de la Memoria como un desaparecido por el "terrorismo de Estado".
El 6.11.1974 la presidenta María Estela Martínez de Perón decretó el Estado de Sitio para "erradicar expresiones de una barbarie patológica que se ha desatado como forma de un plan terrorista aleve y criminal contra la Nación toda". El 05.02.1975 firmó el decreto 261/75 ordenando a las Fuerzas Armadas "aniquilar el accionar de elementos subversivos que actúan en la provincia de Tucumán".Fuente: Termidorianos...
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