lunes 18 de octubre de 2010
Merkel New Auschwitz presenta: “El regreso”
La teoría racial no es creación del fascismo. A la inversa: el fascismo es una creación del odio racial y su expresión políticamente organizada (Wilhem Reich, Psicología de masas del fascismo)
Diana Cordero - Para Kaos en la Red.
(Acerca de las declaraciones de Ángela Merkel sobre el fin de la multiculturalidad en Alemania publicada en el diario Gara y copiada al pié)
Aunque el título de esta nota parezca el anuncio de una película, no lo es. Sólo se trata de la pesadilla europea que emerge cada vez con más nitidez y nos deja apabullados y apabulladas por su vertiginosidad y su desvergüenza.
Hace un par de décadas se hablaba de un tal resurgimiento de los grupos neonazis,-no avalados oficialmente por los Estados- caracterizados por el Poder y sus medios de comunicación como grupúsculos que habían sobrevivido a una "teoría anacrónica". Algo que nos parecía lejano y marginal, producto de unos trasnochados que no entendían que había épocas que ya no volverían.
La atenta y obsequiosa Wikipedia nos ratifica que “Neonazi es un término que se utiliza para referirse a los grupos posteriores a la Segunda Guerra Mundial que continúan apoyando y difundiendo las ideas del nazismo. Aclara también que “En Alemania existen diversos partidos y movimientos políticos neonazis de poco impacto público, que continúan divulgando la ideología de la supremacía racial de la raza aria o blanca. (El subrayado es mío)
Pero el hecho a destacar es que hoy son los propios dirigentes de los gobiernos de Europa (y que estas declaraciones las haga quien dirige a la potencia europea no es un dato menor) los y las que se encuentran a la cabeza de esas acciones y discursos con el suficiente poder como para llevarlos adelante.
Si hoy Merkel se atreve a decretar el fin de la multiculturalidad y exige a los y las inmigrantes que acepten los valores de Alemania, es porque hay consenso social como para lanzar ese discurso, sino esto sería impensable. La pasividad y complicidad de amplias capas de la población, avalan esta avanzada nazi fascista.
Merkel conoce las cifras de las encuestas -mencionadas en la nota del diario Gara- que dan cuenta de que la islamofobia existe en más de la mitad de los alemanes que miran hostilmente a una población musulmana de 4 millones de habitantes (el 5% de la población). El 35% opina que Alemania está ahogada por los extranjeros y el 10% añora el regreso de un Führer con “mano de hierro”.
Recordamos que no es un hecho lejano la aprobación por parte del senado del estado alemán en el 2009 del partido neonazi NDP. Pero esto lleva todo un proceso:
- En el año 2003 la Corte Suprema vetó la prohibición de este partido de ultraderecha (que había solicitado el gobierno y el parlamento de ese momento), aduciendo que la Constitución dificultaba la ilegalización de partidos políticos, al tiempo que ese mismo Tribunal rechazaba la mayor parte de las pruebas aportadas contra las actividades del NPD de claro contenido neonazi.[1]
- En el 2004 el NPD obtiene en Sajonia dos escaños en el Parlamento regional y busca una mayor presencia.[2]
- En el 2006 no pasa desapercibida la respuesta a la convocatoria realizada por elNPD para el 1º de Mayo que reunió a más de 3000 manifestantes bajo la consigna ¡Trabajo para los alemanes! Los panfletos que repartían decían: “Mas de un 25% de la población de la antigua Alemania del Este - DDR están en paro viviendo de 337 Euros de ayuda social. Mientras que en Berlín viven más de un millón de emigrantes de los cuales 750.000 son turcos que viven también del SUBSIDIO SOCIAL DEL PARO, pues solo trabajan el 20 % ¿...Hasta cuando Europa, tendrá que soportar una emigración que arruina a los propios europeos...? “[3]
- En el 2009, en Dresde, el neonazi Partido Nacional demócrata de Alemania (NPD) repite una legislatura a nivel regional. Aunque ha perdido tres puntos se queda con casi el 6% de los votos, lo cual se traducirá en siete escaños. En Turingia, el NPD se ha colocado por primera vez cerca del 5%.[4] [5]
Ahora... ¿es esto lo amenazante? ¿Qué el partido neonazi pueda conquistar cada vez más escaños en el parlamento?¿O es tal vez más aterrador recorrer el discurso de hoy de Ángela Merkel que en nada se diferencia, en esencia, al panfleto del NPD que convocó a esa marcha del 1º de Mayo del año 2006 bajo el lema de ¡Trabajo para los alemanes!?
¿Es o no un fuerte indicador que lo que hasta hace dos décadas eran solo los grupos llamados desde el Poder como marginales quienes hablaban desde los preceptos del nacionalsocialismo, hoy sean los propios gobernantes quienes retoman ese discurso desde la legitimidad?
Sí es amenazante que el partido neonazi crezca electoralmente en Alemania y aumente su representación parlamentaria. Si, es aterrador que la canciller alemana sustente impunemente un discurso nazi desde la “legalidad”. Pero lo más duro es contemplar la pasividad y la complicidad de un pueblo, de mucha gente de todo un continente, que nos hace retomar el planteo de Jesús García Blanca[6] a partir de un libro de Wilheim Reich[7]: “Es fácil explicar por qué roba un hambriento o por qué un obrero explotado va a la huelga. Lo difícil es explicar por qué no roban todos los hambrientos, o por qué no van a la huelga todos los obreros explotados.”
¿Es que hay similitudes en las circunstancias históricas que hicieron posible el ascenso del fascismo en la década del 30 y la coyuntura actual?
Tal vez aparentemente no, pero esta radicalización del neonazismo se presenta con mayor ferocidad en momentos en que el capitalismo se encuentra en una profunda crisis y afecta a sectores hasta ahora mantenidos a salvo en las últimas décadas.
Alfredo Bauer, un estudioso del neonazismo exiliado en Argentina, vincula el resurgimiento neonazi a la crisis del capitalismo que se inicia con la caída del Muro de Berlín en 1989 y la generalización del más crudo neoliberalismo. Sostiene que “Esta crisis no es únicamente económica (porque el neonazismo surge también en sociedades con bajos niveles de desocupación) sino que es además emocional, psicológica y cultural” y habla de la grave crisis de identidad que aparece en Europa, sumando a esto la falta de alternativas políticas existentes que dan un espacio inmejorable para que aparezcan movimientos violentos y xenófobos.
El tema es que ya no son movimientos o grupos, ya es el poder institucional que llama a transformar estas tendencias en políticas de Estado.
Es importante entender por qué aparecen, cuales las condiciones que favorecen su emergencia, pero es más urgente reflexionar para encontrar los mecanismos que logren frenar o al menos hacer contrapeso a esta vertiginosa ruptura de los valores democráticos.
¿Estaremos en breve, añorando la vigencia de los preceptos más elementales contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos del año 1948 como si nunca hubieran existido los instrumentos internacionales devenidos posteriormente?
Si es así, no está de más citar el inicio de su preámbulo “Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana...” a ver si al menos este punto básico puede ser defendido por quienes luchamos para que el nazifascismo no se convierta en ley tal como pretenden nuestros actuales gobernantes.
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