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El hombre que no se contenta con poco, no se contenta con nada.

Epicuro de Samos(frases)(pensamientos sobre la codicia)

La vida sin amor no vale nada;
la justicia sin amor te hace duro,
la inteligencia sin amor te hace cruel,
la amabilidad sin amor te hace hipócrita,
la fe sin amor te hace fanático.


autor: Madre Teresa de Calcuta

“El peor de los crímenes del ciudadano, la indiferencia”. Solón (c. 638 a.C.–558 a. C.), poeta, reformador y legislador ateniense, uno de los siete sabios de Grecia.
"No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos". -Martin Luther King-(1929-1968). ...
"No esperemos recompensa de nuestra fatiga y desvelos,y sí solo enemigos. Cuando no existamos, nos harán justicia". (José de San Martín).

martes, 12 de octubre de 2010

UNIDOS POR LA SED DE VENGANZA Y LAZOS TENEBROSOS...

¿Seguir en el rencor o buscar la conciliación?

¿Buscar el camino del Pepe Mugica o seguir como
Kirchner?


Lo mejor de este Grondona es la 2° parte de este escrito
cuando analiza los enfrentamientos de los Kirchner.



si hay algo que los Kirchner ya no pueden hacer es liberarse de las cadenas ideológicas de la presidenta de Madres de Plaza de Mayo y sus seguidores, porque hacerlo los llevaría a confesar lo que ya muchos imaginan: que han usado la noble causa de los derechos humanos en su exclusivo provecho

Atrapados en la caverna de Platón

Mariano Grondona

Domingo 10 de octubre de 2010 | Publicado en edición impresa 


¿QUE hace un místico o un pensador cuando necesitan comunicar una idea, una visión, que excede el habla común de los mortales? Apelan a la metáfora. La raíz ancestral de esta palabra, el indoeuropeo bher, quiere decir "llevar". ¿Qué función cumple, entonces, la metáfora? "Lleva" una palabra desde el valle de su significación usual, convencional, hasta la cima de su significación esencial.


Cuando el hombre antiguo, aún limitado por la escasez de sus palabras corrientes, quería trascender el lenguaje habitual, apelaba por ello a la "metáfora", una palabra también en línea con el prefijo griego meta, "más allá", y por eso Aristóteles llamaba "metafísica" a lo que viene después de la física, al saber que la sobrevuela. Similar es el origen de la palabra "espíritu". ¿Cómo hizo el hombre antiguo para mencionar las realidades que desbordan a lo que vemos y tocamos todos los días, al reino tangible de lo material? Usó lo más etéreo que tenía a la mano, el viento, el aire que aspiramos y exhalamos, para transportarlo a un nivel superior. Fue así como el latín spirare, "soplar", "respirar", fue exaltado hasta significar spiritus, "espíritu". A falta de palabras que mencionaran al espíritu directamente, hubo que recurrir al puente salvador de la metáfora. Sin su auxilio, no habrían sido posibles ni la religión ni la filosofía.


A lo largo de la historia, han sido varias y diversas las metáforas que nos iluminaron. Algunas de ellas excelsas como, por ejemplo, las parábolas del Evangelio. Otras humildes, aunque cargadas de sabiduría, como las fábulas de Esopo y sus continuadores, cuya raíz etimológica es el indoeuropeo bha, "hablar", porque hacían hablar a los animales para ilustrar a los hombres. Entre la altura religiosa de las parábolas y la modesta llanura de las fábulas, los filósofos griegos y en particular el más "espiritual" de ellos, Platón, recurrieron, por su parte, a los mitos.


El mito es una narración imaginaria cuyo propósito es encarnar una idea abstracta, poderosa, que, si no fuera por él, quedaría más allá del alcance del común de los mortales. La más famosa de las narraciones simbólicas de Platón es el "mito de la caverna". A más de dos mil años de distancia, ¿podría ayudarnos este mito a desentrañar la confusa situación que hoy atravesamos los argentinos?


La caverna...
En el mito de la caverna, Platón nos cuenta que unos infortunados prisioneros han sido encadenados a la pared de una oscura caverna que, privándolos de la luz directa del día, sólo les deja ver las sombras de los hombres libres que caminan por fuera de ella. De esta manera, los prisioneros de la caverna de Platón sólo perciben esos vagos fantasmas de la realidad exterior, que les es negada hasta que, según pasa el tiempo, y cuando ya han olvidado lo que antes, cuando también ellos eran libres, percibían, terminan por creer que la realidad, toda la realidad, sólo consiste en lo que les muestra la tenebrosa pared de su caverna.


Pero un día, venturoso y desventurado a la vez, uno de los presos se libera de sus cadenas y sale afuera para descubrir con asombro la riqueza, la maravilla, del mundo exterior. Feliz, pero también generoso, el prisionero liberado desciende entonces hasta donde todavía yacen sus antiguos compañeros, para contarles lo que vio e invitarlos a que rompan sus cadenas y asciendan a la luz junto con él.


Aquí estalla, sin embargo, la tragedia porque los prisioneros de la caverna no sólo no le creen a su compañero exultante, sino que, alarmados por la escandalosa revolución de la verdad que les propone, terminan matándolo.


Platón aplicaba esta dolorosa alegoría a la historia de su maestro Sócrates, a quien los atenienses descreídos, escandalizados por la cegadora visión de la verdad que les proponía, lo condenaron a beber el veneno de la cicuta, una sentencia que aquél cumplió de manera ejemplar negándose a huir como le sugerían sus amigos para someterse, pese a ellos, a la dura sanción de Atenas.


De ahí que, por su noble ejercicio de la obediencia civil que concluiría en su muerte, filósofos y teólogos como, por ejemplo, Romano Guardini, hayan comparado la voluntaria inmolación de Sócrates con la del propio Jesucristo.


Uno de los enigmas que cruza hoy la realidad argentina es la relación entre los esposos Kirchner y Hebe de Bonafini. Algunos suponen, quizá con ligereza, que Bonafini no es más que un instrumento al fin de cuentas "pago" de la ilimitada ambición de poder de Néstor Kirchner. Otros, más audaces, dejan escapar a su vez la tesis contraria de que, en lugar de ser una herramienta más del matrimonio del poder, Bonafini lo usa como su propio instrumento, consciente de que si hay algo que los Kirchner ya no pueden hacer es liberarse de las cadenas ideológicas de la presidenta de Madres de Plaza de Mayo y sus seguidores, porque hacerlo los llevaría a confesar lo que ya muchos imaginan: que han usado la noble causa de los derechos humanos en su exclusivo provecho. "A confesión de parte, relevo de prueba", dice el refrán. ¿Cómo podrían confesar, entonces, los Kirchner, a esta altura de los acontecimientos, que su ampulosa campaña por los derechos humanos no ha sido más que una superchería?


...y sus prisioneros
En el curso de los aciagos años setenta, dos grupos cayeron en la caverna ideológica a la cual rehusó entrar la inmensa mayoría de los argentinos. Uno de ellos, el de los Montoneros y sus asociados, cuyas cadenas fueron, en resumidas cuentas, ideológicas: una visión sectaria de la realidad que les impidió exponerse al sol de la democracia, ya que sus crímenes continuaron incluso dentro de ella. El otro fue el de los militares que, en vez de combatir al terrorismo con las armas de la ley, terminaron por hundirse junto con sus enemigos en las sombras de otro abuso igualmente sectario: el "terrorismo de Estado". Presidentes democráticos como Alfonsín, Menem, De la Rúa y Duhalde procuraron arrojar una linterna al abismo del sectarismo hasta que en 2003, después de haberse negado por años a compartir la aventura guerrillera cuando las papas quemaban, los Kirchner entraron en escena. Su cálculo, quizá su principal error de cálculo, fue descender de golpe, cuando nada permitía anticiparlo, a la caverna ideológica cuya máxima expresión es Hebe de Bonafini. Pero una vez que bajaron a la caverna, los Kirchner ya no supieron evadirse de ella. Si Kirchner se hubiese atrevido a llamar en 2003 a los argentinos a la concordia, como habían hecho el viejo Perón y sus propios antecesores en la presidencia, nuestra historia habría sido distinta; en realidad, opuesta.
Pero no se atrevió. Una vez que los Kirchner bajaron al fondo de la caverna, terminaron atrapados dentro de ella. No es, entonces, que los Kirchner utilicen a las Madres o éstas a los Kirchner. Unas y otros se hallan consignados a la misma prisión. Por eso, Bonafini puede incitar a la violencia contra la Suprema Corte sin que los Kirchner emitan una sola palabra de desaprobación.
Se podría decir, por ello, que tanto la presidenta de las Madres como los titulares del poder comparten el mismo encierro ideológico mientras, afuera de la caverna, los argentinos han empezado a cobijarse, ya sin rencores ni complejos, bajo el sol de la democracia. Un sol aún vacilante y matinal, pero también un sol que apunta, a pesar la obstinación sectaria de unos pocos, a la reconciliación definitiva entre los argentinos, entre todos los argentinos, en un generoso abrazo que tendrá que abarcar en su despliegue tanto a los ex montoneros como a los ex militares, para cerrar de una vez las hondas, pero no incurables heridas de los años setenta.
UNIDOS POR LA SED DE VENGANZA HOY LOS KIRCHNER, CARLOTTO, BONAFINI Y DEMAS PERSONAJES CON PASADOS TENEBROSOS YA NO PUEDEN ESTAR SEPARADOS...SOLO LES ESPERA LA DECADENCIA FINAL...Miguel
 

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