El ‘reo’ y su sándwich
Periodismo de Verdad: 24 de octubre de 2010A las 22:00 horas de un día cualquiera, un efectivo del Servicio Penitenciario Federal golpea la pesada puerta de una celda en alguna de las tantas cárceles donde se encuentran los denominados ‘detenidos por delitos de lesa humanidad’.
Un hombre de aproximadamente 83 años, de rostro cansado y somnoliento se asoma y pregunta – ¿Pasa algo? -
-Si señor – no lo nombra por su rango, solo el señor les está permitido.
- ¿Algún problema?- pregunta el ‘reo’.
- No señor, solo le traigo el sándwich para que mañana coma en el almuerzo, en el cuarto intermedio del juicio – dice con cierta vergüenza.
- Qué lástima que no me lo alcanzaron en la cena… ¿Hoy?… ¿Mañana? ¿Qué hora es? Me despiertan a las cuatro para llegar al Tribunal a las nueve – intenta explicar el ‘reo’ que quizás haya perdido la noción del tiempo.
- Todavía es hoy señor – aclara el uniformado.
- Qué suerte…Déjelo, le agradezco infinitamente la gauchada –
- De nada señor, aquí lo tiene – dice mientras su mano derecha se extiende con un pequeño paquete hecho a mano en papel madera manchado de aceite y agrega:
- Perdón señor, por el sándwich – dice el guardia – me tiene que firmar aquí – mientras adelanta el índice que se posa sobre un formulario y una cruz - por triplicado.
El ‘reo’ vuelve al silencio de su celda y, a pesar del cansancio y el sueño que lo hostiga, la curiosidad puede más y abre el ‘paquete’. Dos pedazos de pan empobrecidos y un trozo de grasa parecida a una lonja de vació ya frío, surge ante sus ojos. Eran las 22:30 de la noche, el sandwich iba a ser comido el día después, alrededor de las 13:00 horas…O a la hora que se le ocurriese al Tribunal.
El ‘reo’ no pudo dejar de esbozar una sonrisa…Colocó aquello sobre la mesa metálica, apagó la luz, e intentó dormir…Las cuatro de la mañana estaban al alcance de la mano y, el día siguiente en el Tribunal, podía llegar a ser muy largo…Por un segundo pensó con qué iba a bajar aquella cosa…Quizás en la Sociedad de Fomento o en el Anfiteatro donde se constituía el Tribunal podría conseguir un poco de agua…Dicen que cuando hay hambre no hay pan duro, ni grasa que se resista.
Pero el, el ‘reo’, se lo tenia merecido. Ellos fueron los que torturaron, desaparecieron, mataron, picanearon y cometieron todo tipo de tropelías.
Los otros, los muchachos idealistas solo querían liberar a la Patria oprimida…Solo por ese ‘ideal’ mataron a Cristina Viola, Paula Lambruschini, Morg Roig, Uzal, Klosterman, Vandor, Rucci, Salustro, Genta, Cardozo, Caseres Monie, Ibarzabal, Larrabure, Viola, soldados desconocidos que tuvieron el tupe de gritar cuando los sorprendieron desarmados durmiendo la siesta: ¡Aquí no se rinde nadie, carajo! Y tantos otros olvidados en los infinitos días del tiempo.
El ‘reo’ se durmió lentamente, enredado en los pensamientos de un país inaccesible, irreal, prohibido para todos y que todos habitamos con esfuerzo, tentaciones y una extraña sensación de misterio que aún asombra.
O no nos asombran los derechos humanos que elegimos, o que nos hicieron elegir y nosotros aceptamos mansamente, en este país inaccesible e irreal ¿qué nos gritan Isidro, Axel, Matías y tantos otros a los que mataron sin derechos humanos…? Simple: nos están gritando; ¡Aquí no se rinde nadie, carajo! Todavía no los escuchamos.
A las cuatro en punto levantaron al ‘reo’ y lo llevaron al Tribunal…No sabia muy bien si a la Sociedad de Fomento o al Anfiteatro. Daba igual, el sandwich – de alguna forma hay que llamarlo – todavía dormía en uno de los bolsillos de la chaqueta…Era suyo, había firmado por triplicado la escritura, la cedula verde, el 08, se lo podía comer, ¿se lo podía comer…? También lo podía tirar, pero…Ni lo uno, ni lo otro; lo guardó…Lo guardó para que esa envilecida hogaza de pan y la indigente grasa con algo de carne, pasara a la posteridad en la fotografía que ilustra esta nota.
La última pregunta queda flotando en el aire; la gente de los Derechos Humanos por qué no pone contra un paredón a todos aquellos que considera genocidas y los fusila…Si son criminales de Lesa Humanidad y la pena de muerte – basta salir a la calle para comprobarlo - ya está instaurada en la Argentina ¿Le faltan cojones, disfrutan viéndolos sufrir, pierden plata…? ¿O es todo esto junto?
Esta carta fue enviada por un familiar de un preso político de Argentina y en verdad nos avergüenza. El “reo”, ó los reos, deben firmar por triplicado que reciben “su alimento”…Esto sucede hoy en Argentina, país democrático en donde aseguran que se respetan los derechos humanos….
Las palabras huelgan
MIA ES LA VENGANZA...DICE EL SEÑOR...TU DIOS...Solo te basta saber esto para que comiences a temblar, porque con la vara que midas, serás medido...este prisionero de guerra al que se lo está, vejando, denigrando y torturando hasta lo impensado, estará mejor visto a los ojos de Dios, que vos, allí será el llanto y el crujir de dientes...Miguel...
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