UN GALLARDO PARA RECORDAR: el Tte. Gral. JORGE RAFAEL VIDELA
Cuando escuchaba el alegato del ex Presidente, frente al Sanedrín que lo tiene bajo proceso, experimente una sincera admiración por un octogenario, que con más presencia de ánimo que el "lloriqueante" Bussi, supo defender su postura frente a la posteridad.
*******
Nunca fui adherente del Partido Militar, por distintas circunstancias de modo tiempo y lugar, que no vienen al caso comentar ahora.
Pero hace instantes, cuando escuchaba el alegato del ex Presidente, frente al Sanedrín que lo tiene bajo proceso, experimente una sincera admiración por un octogenario, que con más presencia de ánimo que el "lloriqueante" Bussi, supo defender su postura frente a la posteridad.
Lo hizo con eso, con gallardía, pese a su deteriorado estado de salud y su avanzada edad.
Ratificó una vez más, como lo hizo en el carnaval del juicio a las Juntas, con el coraje que se aguarda de los hombres con testículos, su absoluta responsabilidad, por sobre la de todos sus subordinados, incluyendo a otro Patriota que atentamente lo escuchaba: Luciano Menéndez.
Los "disolventes" de la audiencia, afectos a la mofa corporativa de este gobierno de ácratas, de pronto se vieron obligados a por lo menos guardar silencio.
Porque la verba sencilla y sin ambages de este anciano, no les dejo otra alternativa.
La de hoy, será una suerte de profecía de los acontecimientos disgregatorios por venir.
Recordaremos más de una vez sus palabras, y el porte ascético con que las expresó.
Sera a partir de ahora un referente y mucho lamentaremos que la rueda de la vida que inexorablemente se le está yendo entre sus temblorosas manos, pronto lo transforme en apenas otra leyenda.
Pero si alguna esperanza abriga aun a este cuerpo social desastrado, tal vez en un recóndito lugar de la adormilada conciencia de estos "Generales de Banda" en actividad, las palabras de este viejo Videla, les haga nacer algún gen de decencia, como para que incluso en la inferioridad de condiciones operativas en las que se encuentran nuestras Fuerzas Armadas, les advierta que este Pueblo, que se avizora como cobarde y ausente, todavía guarda cierta admiración por las Instituciones Castrenses.
A pesar de la propaganda subversiva oficial, que ininterrumpidamente desde hace casi treinta años, hizo, hace y hará todo lo indecible para sepultar su existencia, con el concurso auxiliador de los Ríos Ereñu, los Balza, los Bendini y de tantos otros canallas lamepies & besamanos.
Los terroristas de los setenta; esos que todos despreciamos y condenamos en su momento hoy están a sus anchas en el corrompido Poder del Estado.
Vemos que sus postulados de la clandestinidad de entonces, hoy están oficializados.
La anarquía, más la indefensión de la población civil y el desarme de las Fuerzas de Seguridad, era su cenit.
Ya han cumplido sus metas a entera satisfacción.
En el futuro cercano, aparece ahora la figura del cabezón Duhalde, como el remedio y la cura contra la rabia kirchnerista.
Pero eso sería simplificar demasiado el problema.
Solo limitarse a cambiar una cúpula mafiosa por otra de la misma calaña.
La Nación requiere de otros jugadores.
Acaso alguien como el Ilustre Orador de hace instantes, que es un Devoto Cristiano y que además vive en la más digna indigencia.
El tiempo de las palabras, de las Carrió, de los Cobos, de los Macri, de los radicales y de los irreverentes e incorregibles peronistas, debe llegar a su fin.
Porque juntos o separados nos han conducido a este abismo existencial, en el que la cultura gay pretende imponerse como regla social.
Todos, absolutamente todos ellos, deben sentarse por vez primera en el banquillo de los acusados para ser ejecutados por sus crímenes aberrantes contra lo que alguna vez fue nuestra Patria.
Mientras nos preparamos para ello, no olvidemos ni por un instante que existe
UN GALLARDO PARA RECORDAR: JORGE RAFAEL VIDELA
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Nunca fui adherente del Partido Militar, por distintas circunstancias de modo tiempo y lugar, que no vienen al caso comentar ahora.
Pero hace instantes, cuando escuchaba el alegato del ex Presidente, frente al Sanedrín que lo tiene bajo proceso, experimente una sincera admiración por un octogenario, que con más presencia de ánimo que el "lloriqueante" Bussi, supo defender su postura frente a la posteridad.
Lo hizo con eso, con gallardía, pese a su deteriorado estado de salud y su avanzada edad.
Ratificó una vez más, como lo hizo en el carnaval del juicio a las Juntas, con el coraje que se aguarda de los hombres con testículos, su absoluta responsabilidad, por sobre la de todos sus subordinados, incluyendo a otro Patriota que atentamente lo escuchaba: Luciano Menéndez.
Los "disolventes" de la audiencia, afectos a la mofa corporativa de este gobierno de ácratas, de pronto se vieron obligados a por lo menos guardar silencio.
Porque la verba sencilla y sin ambages de este anciano, no les dejo otra alternativa.
La de hoy, será una suerte de profecía de los acontecimientos disgregatorios por venir.
Recordaremos más de una vez sus palabras, y el porte ascético con que las expresó.
Sera a partir de ahora un referente y mucho lamentaremos que la rueda de la vida que inexorablemente se le está yendo entre sus temblorosas manos, pronto lo transforme en apenas otra leyenda.
Pero si alguna esperanza abriga aun a este cuerpo social desastrado, tal vez en un recóndito lugar de la adormilada conciencia de estos "Generales de Banda" en actividad, las palabras de este viejo Videla, les haga nacer algún gen de decencia, como para que incluso en la inferioridad de condiciones operativas en las que se encuentran nuestras Fuerzas Armadas, les advierta que este Pueblo, que se avizora como cobarde y ausente, todavía guarda cierta admiración por las Instituciones Castrenses.
A pesar de la propaganda subversiva oficial, que ininterrumpidamente desde hace casi treinta años, hizo, hace y hará todo lo indecible para sepultar su existencia, con el concurso auxiliador de los Ríos Ereñu, los Balza, los Bendini y de tantos otros canallas lamepies & besamanos.
Los terroristas de los setenta; esos que todos despreciamos y condenamos en su momento hoy están a sus anchas en el corrompido Poder del Estado.
Vemos que sus postulados de la clandestinidad de entonces, hoy están oficializados.
La anarquía, más la indefensión de la población civil y el desarme de las Fuerzas de Seguridad, era su cenit.
Ya han cumplido sus metas a entera satisfacción.
En el futuro cercano, aparece ahora la figura del cabezón Duhalde, como el remedio y la cura contra la rabia kirchnerista.
Pero eso sería simplificar demasiado el problema.
Solo limitarse a cambiar una cúpula mafiosa por otra de la misma calaña.
La Nación requiere de otros jugadores.
Acaso alguien como el Ilustre Orador de hace instantes, que es un Devoto Cristiano y que además vive en la más digna indigencia.
El tiempo de las palabras, de las Carrió, de los Cobos, de los Macri, de los radicales y de los irreverentes e incorregibles peronistas, debe llegar a su fin.
Porque juntos o separados nos han conducido a este abismo existencial, en el que la cultura gay pretende imponerse como regla social.
Todos, absolutamente todos ellos, deben sentarse por vez primera en el banquillo de los acusados para ser ejecutados por sus crímenes aberrantes contra lo que alguna vez fue nuestra Patria.
Mientras nos preparamos para ello, no olvidemos ni por un instante que existe
UN GALLARDO PARA RECORDAR: JORGE RAFAEL VIDELA
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